LA BENDICIÓN DE UNA AMISTAD

“Estoy aquí porque eres importante para mí”, “No te abandonaré”, “En las Buenas y Malas”, “Para lo que salga”, “Tengo que decirte la verdad así no te guste”, “Apóyate en mí”, sólo un verdadero amigo puede entender que en la solidaridad, el acompañamiento, la honestidad, la entrega, el tiempo, la confianza, el entendimiento, la comprensión, el respeto, el cariño y la identificación por el sentir, se sustenta la verdadera Amistad, esa que realmente es un premio de vida sin igual, pues ella representa ese amanecer que no sabemos que tono mostrará en el cielo, sin embargo compartirá con quien le aprecie su encanto y su natural belleza. Solemos utilizar la expresión de “Amigo” sin darnos cuenta que es una distinción exclusiva que se debe otorgar a quien demuestre serlo. Ciertamente encontrar un amigo (a) es un premio de vida, donde hallar esa persona que desee de manera voluntaria y decidida compartir su vida y emociones con nosotros, sabiendo inclusive que no existen vínculos consanguíneos que nos unan, sólo la convicción de querer, acompañarnos y creer en nosotros. Cuando decidimos estar al lado de esa persona a través de nuestra amistad, nos conectamos por medio de ese sentimiento que llamamos Amor, un amor que es distinto a cualquier otro. Los verdaderos amigo estamos siempre allí, así no deseen vernos por alguna situación personal en la cual esa persona que nos importa decidió alejarse o alejarnos de su entorno, en esos casos nos corresponde estar pendiente y a distancia, respetando su espacio, su decisión, sin dejar de cuidar y velar por el bienestar de quien es nuestro amigo (a). Queridos y apreciados lectores, es bueno poder darle el valor, reconocimiento y el lugar a quien con su amor y amistad decidió acompañarnos en los buenos y en los no tan buenos momentos de nuestras vidas, ellos nos demuestran sin pedir nada a cambio, ni reconocimiento alguno, que son únicos y forman parte importante en nuestra existencia, al decidir acompañarnos y compartir parte de su vida. Hoy en día solemos llamar amigo (a) a la primera persona que se nos presenta en la vida y ciertamente nos acostumbramos a verlo natural, cuando en realidad son conocidos y es por ello que solemos escuchar : “No hay que creer en amigos”, “Me traicionó”, “Amigo ratón del queso”, “Se aprovechó de la confianza que le di”, en estos casos no fue un amigo el que falló, fue nuestra ligereza en darle la distinción a una persona que sin conocerla no estaba conectada, ni identificada con el valor de una amistad. Hay seres humanos que desarrollan su interconexión con otras personas anteponiendo el interés a la valoración y es allí donde se manifiesta la gran diferencia,  pues vemos quienes piensan “que si tienes, eres”, “que si das, te acompañan”, mostrando su vacío y dependerá de nosotros si seguimos engañándonos al pensar que ellos merecen ser catalogados como nuestros amigos. Hay igual quienes desean ser coleccionistas y no entienden que los amigos son tan especiales, que no en todas partes se puede encontrar esa semilla ideal para acompañarnos, con sus principios morales, bajo la honestidad y su convicción de ser un amigo a toda prueba. Un amigo no se hace, un amigo nace, un amigo no se prueba, un amigo demuestra, un amigo no se pide, un amigo se presenta. Si tenemos un amigo (a) cuidemos de esa amistad como ella nos cuida a nosotros, creamos en ella, como creen en nosotros. Gracias por ser mi amigo (a).

Héctor Baptista, Facilitador de Pensamientos Reforzadores de Vida, Practicante del Círculo de Realización Personal (CRP) en instagram por @mensajes_del_corazon_hb 




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