EL AMOR ENTRA POR CASA
Nuestra mejor carta de
presentación sin duda alguna la mostramos al exhibir la naturalidad que nos
caracteriza, acompañada con la definida personalidad que determina nuestra
manera particular y exclusiva de ser. Si deseamos que alguien se fije en
nosotros, con el propósito de querer conocernos, la mejor manera es mostrarnos
tal como somos. Hoy en día parte de las continuas rupturas de las relaciones, principalmente
se debe a no mostrarnos al principio realmente como somos y digo al principio
porque al transcurrir del tiempo sale a relucir aquello que pudimos intentar
ocultar o maquillar de nuestra verdadera forma de ser y es allí donde se
presentan los conflictos. Tenemos que estar conscientes que jamás encontraremos
una persona totalmente idéntica y compatible a nosotros, pero si podemos
toparnos con seres humanos que posean esos valores y gustos afines, que
hermosamente serán la base para consolidar cualquier intercambio emocional o
personal. Cometemos un costoso error al tratar de buscar la manera de agradar a
otra persona por sus gustos, sin estar a gusto con esa manera particular de ser,
que se repele con nuestra convicción de vida. Sabemos que por lo general lo
primero que experimentamos al compartir con otro ser humano, es el contacto
visual y a partir de allí podemos experimentar aquel deseo de querer conocer a
esa persona y eso está muy bien, sin embargo debemos tener la madurez para
entender que es posible que durante ese proceso de compartir lleguen señales
que nos agraden y otras que no, allí es donde debe imperar la balanza del
deseo, pues así como estudiamos y detallamos a quien nos gusta, somos parte
simultanea del mismo análisis por esa persona que nos observa, por ello lo
importante de ser siempre honestos y transparentes, de manera de poder mostrar
realmente nuestra forma de pensar, de accionar, al igual que nuestros gustos,
valores, pues de allí quedará de parte de quien tenga interés en nosotros,
sentirse en sincronía afectiva y energética con aquel ser que al natural mostró
su esencia. Queridos y apreciados lectores cuando estemos frente a un ser que
nos atraiga desde lo físico, permitamos recibir y conocer su naturalidad y
desde allí aceptar que ella o el, es como es, así como nosotros debemos mostrar
nuestra natural manera de ser. Si realmente vamos a amar a alguien querámosla
como es y si alguien realmente nos va a querer que nos ame como somos. No hace
falta andar en antifaces cuando lo que deseamos es una relación seria y
duradera. Las personas que suelen abordad a otros seres humanos con sus
estudiadas actuaciones intentando ocultar su verdadera identidad, al final no
podrán sostener el peso de su falsedad, mostrando su verdadero rostro. Las
estrellas nunca dejarán de brillar, así no la veamos, seamos como ellas y
deslumbremos con nuestro destello, iluminando a quien le guste nuestro resplandor.
“Soy como Soy y Estoy Bien, pues sencillamente me Amo”.
Héctor Baptista, Facilitador
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