¡LA FUERZA DE
CRECER!
“El que persevera vence”. Expresión
que sin duda alguna es empleada para reconocer la astucia, el esmero, la
dedicación, el esfuerzo, que muestran las personas que ante una dificultad, no
se detuvieron y pusieron en práctica su ingenio, para sobreponer y aprovechar
lo que se perfilaba como una adversidad, como esa oportunidad para demostrarse
que si podía. A veces la vida nos coloca situaciones personales que a primera
vista, pareciese imposible de superar, ellas son indudablemente esas pruebas
que el destino nos presenta como parte fundamental para ese crecimiento individual.
Dependerá en todo momento de nuestra valoración personal, para emprender aquel empinado
camino, donde cual alpinista tendremos que lidiar con peligrosos riscos, resbaladizos
bordes, que nos expondrán al filo del abismo. Pero con la seguridad de nuestros
pasos, la fortaleza de sujetarnos en los soportes firmes que nos ofrece la
rocosa montaña, logremos ir ascendiendo poco a poco hasta llegar a la cúspide de
aquel gran reto de vida. Sabemos que no todos estamos preparados para superar
aquel retador desafío al ver desde el lugar en donde nos encontramos, la
dificultad que promete aquel pico. “Si otros pudieron yo podré”. Afirmaciones como
estás son las propicias para estimularnos positivamente la confianza personal, necesaria
para dar ese primer paso. Sin embargo si le damos albergue al temor, la duda y
desconfianza, tengamos la seguridad que nos quedaremos en ese lugar o
simplemente damos vuelta y retornamos por ese camino que sabemos nos llevará a
lo que ya conocemos (el pasado), cual conformistas. Queridos y apreciados
lectores, son las pruebas de vidas más fuertes, quienes luego de censar nuestra
capacidad de soportar el peso de situaciones complejas, las que nos impulsarán
indudablemente a superar cualquier barrera. Confianza y seguridad serán las
bases que sustentarán el renacer de
nuestra convicción de levantarnos y alcanzar nuestro renovado destino de vida. En
resumen cuando comenzamos a creer en
nosotros, nos convertimos en esa flor que se abre paso tras las grietas de las
piedras y surgimos con fuerza mostrando al final esa belleza y colorido que nos
caracteriza. “Sólo el que llega a la cima puede valorar la grandeza de su hazaña,
al apreciar todo el recorrido y los inmensos retos que le tocó superar, para
estar allí”.
Héctor Baptista, Facilitador
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