¡PRIMERO YO!
Tomémoslo con calma, relajémonos
y adsorbamos de lo que recibimos los nutrientes que requerimos para seguir
avanzando en la superación personal, el crecimiento espiritual y el
fortalecimiento de las emociones positivas que deseamos. Recordemos que si no logramos estar en el
perfecto equilibrio mental, espiritual y emocional, no podremos recibir los
mensajes que vienen adheridos en las señales de los acontecimientos
inesperados. Si estamos expuestos ante situaciones que sabemos alterarán nuestras emociones, no le
permitamos que ellas saquen a relucir esa respuesta personal que sabemos no
corresponde a lo que realmente somos. Así que hagamos una pausa y respiremos,
notaremos con ello el efecto maravilloso y
efectivo. Para ello sugiero nos alejemos de pensamiento y en lo posible,
de ese ambiente hostil, que perturba con su intención perjudicial nuestra
tranquilidad, de manera que podamos nutrirnos del tiempo, mientras pensamos con
serenidad, acompañado de ese ambiente placentero, agradable, acogedor,
refrescante, que servirá como estimulante, para meditar con calma y sacar de
ello las respuestas de vida que indudablemente nos beneficiaran en lo personal.
Queridos y apreciados lectores, nadie vale más en este mundo que nosotros, así
que no dejemos jamás de cuidarnos y amarnos. Es posible que en la historia de nuestra
vida, tropecemos mil veces con esas piedras que marcan y dejan heridas
profundas en nuestro ser, sin embargo mientras estemos de manera presente en
este mundo terrenal, tenemos la hermosa oportunidad de cambiar el pasado y
acondicionar un presente más bonito y prometedor. Pero definitivamente para
ello debemos tomar distancia de aquello que nos impacta y altera nuestro
sentir, para poder respirar aires nuevos y frescos que nos permitan asumir con
energía y claridad de ver las cosas, entendiendo con ello el porqué de lo
ocurrido. Pues de ello tomaremos los nuevos retos que definitivamente tendremos
que recorrer para seguir creciendo en ese mejoramiento personal, en lo
espiritual, mental, físico y emocional. Pensemos
en nosotros y antes de perdonar a otros, perdonémonos, entendiendo que nadie es,
ni serás igual, que al final somos ese ser maravilloso y especial que deseamos.
No olvidemos, para poder ser alguien para otros, recordemos está afirmación: “Primero
yo”.
Héctor Baptista, Facilitador
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