TODO TIENE SU TIEMPO

“Del apuro queda el cansancio”, ciertamente la desesperación es una mala compañera para las personas que suelen condicionar su vida a la velocidad de querer todo al instante.

No se trata tampoco de ser una persona sumisa a la inacción placentera de esperar que las cosas les caigan milagrosamente del cielo, pues sabemos que los extremos nunca son recomendables, sin embargo hoy hablaremos de una conducta perjudicial que desafortunadamente causa en quien suele adherirse a ella, molestias, angustias y tristezas, emociones que disminuyen su calidad de vida.

Ser paciente y tener la fortaleza de poder recibir las enseñanzas que muestran esas respuestas de lo acontecido cuando somos parte de una proyección de vida, es fundamental para nuestro crecimiento personal. Si somos personas que actuamos impulsivamente para obtener algo, por lo general romperemos aquellos esquemas y eslabones del equilibrio natural de las cosas, necesarios para el perfecto desarrollo de lo deseado, trayendo como consecuencia un resquebrajamiento de los factores y elementos que actúan en los distintos escenarios.

Queridos y apreciados lectores, las personas que apresuran sus intenciones de querer algo, terminan recibiendo repuestas baldías, esas que solemos apreciar en quienes se imponen tener una pareja como si fuese un requisito de vida, sin detenerse a valorar si están o no listas para formalizar una relación, así como otras por ejemplo donde se obligan a obtener un cargo y sin importar si ellos reúnen las cualidades para tal fin, siendo capaces de arrastrar y llevarse por el medio a quien se le atraviese en su objetivo (interés).

Es por ello que ante todo debe prevalecer la humildad, la honestidad, la paciencia, la serenidad, el entendimiento, la inteligencia de comprender y aceptar el desarrollo natural de aquello que por su condición, causa y efecto se impondrá como parte del destino de las cosas. Recordemos que por más que intentemos desviar al rio, él siempre en algún momento demandará su cauce original y retomará su naturaleza, así sucede con en las actividades humanas.

No podemos esperar que un fruto madure fuera de su tiempo, pues al aplicar en ellos métodos alternos y aceleradores, jamás disfrutaremos del verdadero sabor y nutrientes que en su equilibrio natural nos brindaría. Respetando la opinión religiosa de todos, Dios en su perfección divina nos demuestra que en todas las cosas tiene un momento (tiempo) para su desarrollo, hasta para nacer existe un tiempo de gestación adecuado y perfecto. Así que permitámonos ser más pacientes, ser más receptivos con aquellos momentos de vida que afortunadamente representamos, valorando el recibir esas enseñanzas que finalmente nos brinden el poder agradecer  ser parte del proceso de un presente que nos nutre, al interactuar como parte fundamental de nuestros deseos.

Héctor Baptista, Facilitador para crear Pensamientos Reforzadores de Vida. Sígueme por Instagram y Facebook a través de @mensajesdelcorazonhb Asesorías y Orientaciones a través del email:cuandohablaelamor1@gmail.com





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