SÉ QUE PUEDO EVITARLO, PERO ¿CÓMO HAGO?
Si logramos ver que se aproxima aquella ola de grandes proporciones y
simplemente nos limitamos a quedarnos a la espera que ella rompa con su fuerza
en nuestro cuerpo, no debemos luego quejarnos por sentir que nos movió y
revolcó a placer, pues pudimos haber actuado a tiempo y cambiar el resultado de
aquello que inevitablemente era obvio.
Así sucede con aquellas cosas que sabemos no son convenientes (las
olas) y a pesar de que las vemos venir, nos quedamos inertes a la espera que
ellas nos causen daño, al no escuchar nuestra voz interior que nos advirtió con
tiempo.
Queridos y apreciados lectores, temer es una característica que podemos
sentir y tener todos los seres humanos, sin embargo esperar que aquello a lo que
tememos nos invada y afecte directamente es realmente perjudicial, dado a que
denota que carecemos del valor, confianza y seguridad personal, para tomar las
medidas que nos permitan cambiar de posición y ubicarnos en un lugar más seguro
y sólido.
En ese sentido lo primero que podemos hacer para evitar aquella ola es
el aprender a respetarnos, valorarnos y amarnos, a tal nivel que siempre
busquemos ubicarnos en un lugar favorable, en donde tengamos la ventaja de adelantarnos
y ver en aquella playa que posiblemente al inicio nos pudo atraer, su fuerte
oleaje y sencillamente no arriesgarnos a exponernos a pasar un incómodo y arriesgado
momento, al intentar imponernos, complacer, retar o ceder, por falta de convicción.
Cuando aprendamos hacer caso a las advertencias de nuestra voz interna,
comenzaremos a darnos cuenta que no seremos nuevamente embestido por aquella
ola que se podía apreciar a distancia.
Héctor Baptista, Facilitador para crear Pensamientos Reforzadores de
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