POR QUÉ
SE CAEN LOS PLANES
“Tengo mala
suerte”, “Todo me sale mal”, “Qué fue lo que hice que me tocó vivir esto”. Si nos
identificamos en haber compartido el sentir de este tipo de expresiones
definitivamente debemos actuar para salir de esa zona de energía negativa que
simplemente contribuye a que todo lo que hacemos o deseamos concluya de forma
desafortunada. No es cuestión de mala suerte aquello que nos tocó asumir y
afrontar, pues desde nuestro interior alimentamos a través de fuerza de nuestra
vibración, inclinándola negativamente a predisponernos
a no alcanzar nuestra meta. Hay emociones como la rabia, la ira, que al darle
fuerza en nuestra vida condicionan nuestro ser física e internamente para
entrar en un estado de negación y de rudeza en aceptar opiniones y recibir
respuestas de cualquier tipo, por lo cual aunque no podamos percibir que lo exteriorizamos,
irradiamos una onda energética que hará que nada salga como deseamos. En estos
casos inclusive pensaremos a priori que no tendremos resultados positivos y
ciertamente aquello que decretamos lo materializamos. Igual pasa cuando nos conectamos
en la depresión y la tristeza, donde nos resignamos a recibir lo peor. Entendamos
que vibrar con bajas frecuencias emocionales, incrementará la potencia del
efecto negativo para nuestro ser. Queridos y apreciados lectores, fijar
nuestras emociones de manera negativa es exponernos a la potencia de recibir
resultados no deseados que terminan finalmente complicando el perfecto
desarrollo de nuestras, metas, planes y deseos. Perder el control de nuestro
equilibrio emocional por una molestia o tristeza nos aislará y podría inclusive
dañar nuestro entorno de desarrollo personal en la sociedad, ante la familia,
en los asuntos laborales y hasta en nuestra relación de pareja. Así que
tengamos cuidado de no darle la fuerza a esas malas emociones que podrimos en algún
momento de nuestras vidas recibir, pues es posible que en algún determinado
tiempo nos enfademos o nos sintamos tristes, sin embargo darle intensidad y
conectarnos de forma permanente con ese sentir creará en nosotros un cambio de
actitud y de receptividad que condicionará nuestro ser a percibir todo de manera
pesimista, con lo cual experimentaremos cambios en nuestro ser que complicará
todo el buen desarrollo de nuestras relaciones humanas. Donde es posible que al
estar sometidos en esa baja frecuencia Gritemos, Ofendamos, Lloremos, nos Bloquemos,
nos Cerramos y con ello además de dañarnos a nosotros perturbamos a quienes están
a nuestro lado, soliendo a veces ofender y lastimar a quien no tenía que
recibir un mal gesto o una mala respuestas por nuestra impotencia de no saber
controlar emocionalmente aquello que logró sacarnos de nuestro enfoque
optimista. Nuestros planes de una vida estabilizada, en lo familiar, laboral y
social dependerá del constante trabajo de vibrar en emociones de alta
frecuencia que nos mantengan optimistas, alegres, entusiastas, motivados,
felices, por ejemplo. Sabiendo que a pesar de poder recibir algunas repuestas
no favorables, ellas no deben sacarnos de nuestro enfoque de estabilidad, pues al
adentramos en la corriente de ese río sabemos que finalmente seremos
arrastrados por la fuerza de su caudal. Si sabemos que tenemos al frente una llama
y metemos la mano en ella nos quemaremos. Así como normalmente evitamos
quemarnos, veamos las emociones de baja frecuencia como esa llamarada que si
nos acercamos a ellas nos afectará causando heridas dolorosas y hasta irreparables.
Cuando nos dicen “Es mejor prevenir que lamentar”, sencillamente nos invitan a
prepararnos a no permitir que aquello que ciertamente sabemos nos afectará
negativamente, haga mella en nosotros. Así que blindemos nuestra vida llenándola
de ese entusiasmo que nos impulse a ser unos seres optimistas y exitosos.
Héctor
Baptista, Facilitador de Pensamientos Reforzadores de Vida, Practicante del
Círculo de Realización Personal (CRP) en instagram por @mensajes_del_corazon_hb
Asesorías y Orientaciones a través del email:cuandohablaelamor1@gmail.com
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