ERRAR Y ENMENDAR
“Lo
siento me equivoqué”. Una frase que ayuda mucho y suele costar
expresar luego que por algún motivo pensamos, manifestamos o hacemos
algo que afectó a otra persona que no tenía la culpa de nuestras
acciones. A veces por orgullo, por temor, por desesperación dejamos
que esas emociones de baja frecuencia invadan nuestro ser e
involuntariamente nos lleven a un espacio de cargas negativas que
simplemente coadyuvan a la atracción de resultados no deseados. Por
ello lo importante de reconocer que somos humanos, que seguramente en
algún momento podemos entrar en el laberinto de una confusión bien
sea por nuestras creencias, por el desconocimiento o por la
influencia de terceros (agentes externos). Si por algún motivo nos
llegamos a sentir emocionalmente descompuestos es importante no
transferir a quienes están a nuestro alrededor nuestra
inconformidad, bien sea por la frustración, la rabia, la
desesperación, tristeza u otras emociones de escalas negativas.
Errar es un acto común de los seres humanos e inclusive es necesario
pues con ello logramos al reconocer nuestra falla esa evolución que
nos abre el camino del crecimiento personal. Queridos y apreciados
lectores, hoy en día por lo complicado de las distintas situaciones
externas a las cuales inevitablemente nos encontramos, si no estamos
bien centrados en el equilibrio emocional, podríamos fácilmente
caer en la situación de equivocarnos, lo importante es no
involucrar, afectando a terceros por nuestras acciones y de ser así
busquemos rápidamente reconocer nuestro error y pedir perdón. Pues
suele ocurrir que hasta por vergüenza u orgullo al saber que
actuamos mal con una persona inocente, nos hacemos los desentendidos
y simplemente herimos a quienes sólo deseaban estar a nuestro lado.
Sabemos que muchas relaciones humanas se han roto por el orgullo de
no reconocer que se equivocaron, otras por lo recurrente de no salir
del agujero negro de su baja vibración emocional. Si realmente
deseamos crecer y superar cualquier obstáculo simplemente sigamos el
camino del reconocimiento de nuestro ser, siendo humildes de corazón
y pensamiento. Recordemos que nada es totalmente perfecto, pero
podemos lograr que nuestro ambiente sea el acorde a nuestro deseo de
vivirlo en la armonía de un estado positivo y alentador, que permita
nuestro crecimiento y le de apertura de coexistencia a quien desea
estar a nuestro lado. Hoy nuestra tarea es reconocer que somos parte
de una vida que no es perfecta, pero que es maravillosamente hermosa,
pues ella nos permite aprender y crecer sólo si deseamos y aceptamos
que nos podemos equivocar. Lo importante es tener el cuidado de no
descargar nuestra inconformidad de nuestras acciones con esos seres
humanos que no merecen una mala palabra, un mal gesto y hasta esos
desplantes que logran alejarlos de nosotros. Igualmente seamos
abiertos a reconocer las hermosas acciones y atenciones que tienen
por nosotros esas personas que nos aman y que por no estar bien
enfocados les herimos al no valorar su tiempo, su amor, su cariño,
su vida. Dejemos igual el rencor por aquellos familiares y amigos por
aquellas cosas que en un momento agitado movió las emociones en la
balanza de la molestia, si ellas no reconocen que se equivocaron o
que actuaron mal y nosotros sí reconocemos, simplemente perdonemos
desde nuestro interior y sigamos adelante. Es el momento de buscar a
esa persona que por alguna razón intercambiamos el malestar de
alejarnos por una diferencia de pensamiento o actuación pidamos
disculpa o disculpemos, pues si deseamos seguir en la evolución de
un mejor ser humano iniciemos siendo quien tome la iniciativa y
actuar con optimismo, madurez e inteligencia.
Héctor
Baptista, Facilitador para crear Pensamientos Reforzadores de Vida.
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