SEMBRANDO
VALORES
La magia
de una familia unida y consolidada en el amor, requerirá de esa infinita
confianza y honesta comunicación entre sus integrantes apartando a un lado
cualquier prejuicio y temor heredado, que en vez de consolidar la integración
de padres e hijos, disgrega en el tiempo ese vínculo al punto que le da igual
que ser no ser. Los hijos representan ese milagro de vida que nacen a través del
amor que en su momento unió a sus padres, consolidando desde su concepción de manera
positiva aquella bendecida familia que allí se constituyó. Es posible que como hijos
no recibimos de nuestros padres aquel gesto de afecto, aquel aliento,
acompañamiento, tiempo, el deseo que nos escucharan y hasta que creyeran en
nosotros, que deseábamos recibir por parte de nuestros padres, sin embargo no
por ello eso indica que ellos no nos amaran, seguramente aquellos padres como
hijos igual nunca recibieron esas gotas de amor necesarias para crecer y aquí
es donde tenemos el poder de romper la tradición y hacer de nosotros unos
padres que como un árbol frondoso y lleno de vida cubra a nuestros hijos de
aquellos detalles que macarán en ellos una hermosa diferencia. Busquemos comunicarnos
con nuestros hijos desde que están en el vientre de su madre, no tengamos miedo
de hablar con ellos y demostrar de forma afectiva lo mucho que le amamos,
apartemos a un lado esa falsa idea que un hombre no le puede dar un beso y
decirle “te amo” a su hijo, aquello no cambiará ni desviará nada, más bien
fortalecerá y generará seguridad y confianza. Como padres no seremos amigos de
nuestros hijos, eso es muy importante tener claro, pues indistintamente del
amor que sintamos por ellos, nos tocará la responsabilidad de educarles y guiarles
de manera ejemplar y nos corresponderá hacer los correctivos a su tiempo
asociados a los valores humanos que les iremos transfiriendo, lo importante es
que en ese proceso usemos inteligentemente los métodos sin llegar a ser padres que
usemos el mal trato como técnica de enseñanza, pues el carácter no es de quien
grite más fuerte, ni del que pegue o aplique la puntería de lanzar lo que tenga
a la mano, el carácter es la aplicación inteligente con expresiones firmes y
claras acompañadas de esa comunicación ejemplar que tenga la capacidad de
hacerle entender a nuestros hijos que aquello que notan diferente en nosotros es
motivado a algo que ellos con sus acciones alertaron a sus padres, al final
estaremos sembrando en ellos valores y principios que aseguraran que aquellos
hijos tendrán la suerte de haber recibido de sus progenitores ese amor que le
fuese gustado recibir a esos padres que no corrieron con la misma suerte. Queridos
y apreciados lectores, como bien sabemos la comunicación es lo principal en las
relaciones humanas, cuando hablamos de esa comunicación de padres hijos, ella
debe ser como la clasificación de las películas, por tanto debemos tener mucho
cuidado. Si tenemos un infante no podemos ser irresponsables en obligarlos a
ver algo que no es acorde a su edad, pues hasta vemos gracioso un niño con una
bebida alcohólica en la mano, que vea y participe imitando actos de adultos,
tengamos cuidado, pues de aquello que pensamos fue gracioso luego nos arrepentimos
al ver los resultados de unos hijos sin valores y lo peor es que nos quejamos
de la sociedad, cuando nosotros como padres tuvimos la oportunidad de hacer la
diferencia. Importante es el acompañamiento en equipo en la formación y la comunicación
con nuestros hijos, pues como indiqué al inicio, aquel ser llego producto del
amor de una pareja, así que tanto papá, como mamá son responsables de la
orientación y el acompañamiento de aquel hijo que requerirá de unos padres a
tiempo completo así ellos por razones de la vida estén o no a diario con ellos.
Como hijos horramos a nuestros padres, cuando recibimos la bendición de asumir
el rol de criar, velar, cuidar, amar, compartir, vivir, preocuparnos, disfrutar
las alegrías de nuestros hijos y llorar su tropiezos, entre tantas emociones
que como padres nos harán valorar a los nuestros y seguramente allí veremos que
ellos hicieron lo que pudieron y a su manera con nosotros, ahora somos quienes
asumimos la responsabilidad de sembrar valores en el fruto de nuestro amor. Si lo
hacemos bien llegará el momento que nuestros hijos en ese momento que les
corresponda ser padres entiendan y valoren aquella hermosa entrega de amor que
recibieron.
Héctor
Baptista, Facilitador de Pensamientos Reforzadores de Vida, Practicante del
Círculo de Realización Personal (CRP) en instagram por @mensajes_del_corazon_hb
Asesorías y Orientaciones a través del email:cuandohablaelamor1@gmail.com
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