UNA PELEA QUE PODRÉ GANAR

Por lo general los seres humanos tenemos un gran enemigo que suele estar oculto dentro de nuestro ser, ese que al salir nos afecta cualquier hermoso plan que podamos tener. Se trata del popular “Mal carácter”, ese que al hacerse presente derrumba todo a su paso, causando en nosotros heridas molestas luego de su tempestuosa llegada, pues luego de aquella tormenta negativa de mal humor nos sentimos abatidos moralmente, por aquellas acciones o palabras que no pudimos controlar y que permitimos nos ganaran la partida. Por ello debemos iniciar ese entrenamiento constante y positivo que nos permita en poco tiempo prepararnos para ir a la revancha y ganar definitivamente la pelea final. Cuando dejamos salir al escenario nuestro mal genio, simplemente mostramos nuestra debilidad de autocontrol, aquella que permitimos tome las riendas de nuestro ser, dejando salir a veces lo que sabemos no son de nuestro agrado queriendo hacer valer nuestro punto de vista, sobre aquel elemento que logró sacarnos de nuestras casillas. La idea es que debemos entender que no logramos nada perdiendo nuestro control emocional, ese que se hace presente ante esa situación donde sentimos que nos están invadiendo nuestro espacio, que están atentando contra nuestra integridad física, familiar, moral, afectando nuestras costumbres, inclusive en aquellos momentos donde vemos actos injustos contra nosotros o personas con las cuales nos sentimos altamente identificadas. Seguramente tengamos las razones para sentir ese movimiento emocional que nos alerta que algo malo se hace presente, según nuestra escala de valores impulsándonos con ello a querer actuar. Sólo que de ahora en adelante esa actuación debe ir sustentada bajo la supremacía de nuestra inteligencia, logrando hacer una pausa que nos dé la ventaja de ganar la pelea. Queridos y apreciados lectores, sabemos que las injusticias, la maldad, la mala intención, la prepotencia, la violencia verbal, física psicológica, intentará poner a prueba nuestra capacidad de responder con la misma intensidad como medida de autodefensa, sin embargo hay un refrán muy sabio que a pesar de ser muy sencillo, su aplicación es altamente efectiva “No hay mejor pelea que aquella que se evita”, pues antes de abrir la puerta al descontrol emocional sobre aquello que nos saca de foco, recordemos que podemos encontrar soluciones o respuestas que nos favorecerán más, al ponerlas en prácticas. Pues al dejar que se imponga el mal humor, atentamos primeramente contra nosotros al subir negativamente la intensidad de nuestro estado emocional, lo cual elevará nuestra tensión y ritmo cardiaco. Existe igual esa alteración emocional acumulativa, cuando por lo general nos quedamos callados, convirtiéndonos en receptores y coleccionistas de cosas que no son afines con nuestra escala de valores, donde de manera inesperada mostramos nuestra irritación cuando súbitamente explotamos expresando nuestra molestia, sorprendiendo así aquel que pensó que todo estaba bien. Así que cuando notemos que estamos creando las condiciones ideales para que se haga presente el perjudicial mal genio en nosotros, busquemos identificar ese motivo fundamental de aquella señal que mostramos y que nos indica que tenemos algo en nosotros por resolver. Cuando entendamos el valor que tenemos como seres humanos de manera individual, así como lo que representamos para esas personas que nos aman y admiran, lograremos conectarnos con esas emociones positivas, que nos darán la ventaja ante nuestro contrincante en aquella pelea que ganaremos a través del control inteligente, al hacer una pausa para imponer con firmeza, que valemos más que aquel que pretendió sacarnos de nuestro abundante y feliz equilibrio emocional.


Héctor Baptista, Facilitador para crear Pensamientos Reforzadores de Vida. Sígueme por Instagram y Facebook a través de @mensajesdelcorazonhb Asesorías y Orientaciones a través del email:cuandohablaelamor1@gmail.com




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