AQUÍ ESTOY YO
¿Cuántas veces hemos estado en una situación, en
donde pareciera que las personas que nos acompañan no ven con claridad el
sentido de nuestra presencia en su vida? Esa presencia de la que hablamos
podríamos llamarla valoración, sin embargo esa alarma que notamos cuando nos
damos cuenta que a pesar de todo aquello que hacemos con el corazón, acompañado
con la fuerza de nuestros deseos de compartir con esa persona y que finalmente
pasa desapercibido, nos indica que debemos hacer una revisión en nuestra manera
de llevar el volante de nuestras vidas cuando decidimos ir por la carretera del
compartir en las relaciones afectivas, pues seguramente no percibimos las
señales de que algo realmente no estaba bien sintonizado a la frecuencia que
emitíamos o nosotros no ajustamos el dial aquella frecuencia que debíamos haber
identificado al recibirla por parte del otro emisor. Lo cierto es que en
oportunidades notamos que estamos compartiendo con un ser que a pesar que
muestra interés en estar a nuestro lado, no exhibe esa señal de entender
nuestro sentir, de valorar aquellas cosas, detalles, tiempo y momentos que voluntariamente
decidimos conferir a ella. “Mi relación ya no marcha tan bien como antes”,
“Compartes conmigo, pero parece que no te das cuenta de mi sentir”. Son ellos
indicadores de que podríamos estar actuando como aquellos Mimos, donde
posiblemente mantenemos allí al espectador disfrutando de nuestro acto, pero en
el fondo aquél ser no recibe, ni entiende nuestro mensaje, ese que no se
expresa con palabras y que simplemente se debe captar a través del continuo trabajo
amoroso que generalmente es silencioso, cuando se trata del compartir nuestros sentimientos
sólo por amor. Queridos y apreciados lectores, posiblemente por nuestra manera
de imponernos a la fuerza tener a alguien a nuestro lado, caemos en el error de
engañarnos al compartir con una persona que no es afín con nuestra manera de
vivir, de pensar y hasta de hacer las cosas, recordemos que no todos estamos
sincronizados en ese pensamiento, en esa sensibilidad, en ese amor y en la
intensidad con la cual nosotros normalmente nos identificamos al vivir. Por
otra parte es bueno recibir a tiempo esas señales que nos muestren que
afortunadamente esa persona que le dimos apertura y cabida para que compartiera
con nosotros nuestra privacidad sentimental, mostrara a tiempo no ser compatible
con nuestra manera de volar en la vida, pues al darnos cuenta podremos hacer
los correctivos desde nuestro ser, agradeciendo primeramente lo aprendido,
sabiendo que ante aquello debemos valorarnos y apartar cualquier rastro de esas
emociones dolorosas que seguramente sentiremos, reconociendo en ellas la
importancia que nos mostrarán que aquellos cambios que haremos en nuestra
manera de mostrarnos, serán analizadas, para posteriormente hacer los correctivos
positivos que nos permitirán comunicarnos de una forma más directa y sin
aditivos en la próxima subida del telón. Nuestro mejor acto siempre será aquel
en donde podamos hacernos entender a través de las señales que mostremos, es
por ello lo importante de aprendernos no solo el guion, si no lograr articular
todos nuestros elementos para que podamos hacer llegar a nuestro próximo espectador
el mensaje de nuestra obra de vida. Así que de ahora en adelante, antes de
salir a representar nuestro acto, dediquémonos a conocer al personaje que
interpretaremos, al punto de valorarlo, amarlo, entenderlo y sentirlo al nivel
de poder concebir que en él está nuestra mejor representación de vida. “Aquí
estoy yo lista (o) para ese nuevo futuro afectivo que lograré vivirlo primero
en mí, para poderlo compartirlo con otros”.
Héctor Baptista, Facilitador para crear
Pensamientos Reforzadores de Vida. Practicante del Círculo de Realización
Personal (CRP). Sígueme por Instagram y Facebook a través de
@mensajesdelcorazonhb Asesorías y Orientaciones a través del email:cuandohablaelamor1@gmail.com
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