BAJANDO LOS DECIBELES
Bien
sabemos que en las relaciones humanas indistintamente del nivel de
conexión afectiva que exista, lo primordial para el entendimiento es
la Comunicación, esa comunicación fluida, cordial, directa,
respetuosa, honesta, clara, que proporcione y asegure que el mensaje
llegue de forma efectiva a quien deseamos intercambiar los datos
empleados para ello. “Si me gritas no te entiendo”, “A mí no
me hables así”, “Tú no eres papá mío”, cuando solemos
utilizar algunas de estas expresiones indudablemente fuimos
protagonistas de una mala comunicación y ciertamente empleamos
algunas frases que no son las adecuadas para mejorar aquel ruido que
no permitió el entendimiento en un momento determinado.
Recordemos
que no podemos cambiar a otras personas, pero si podemos a través de
nuestra inteligencia de acción, neutralizar aquellos intentos
verbales que pretendan desenfocar nuestro centro de equilibrio
emocional.
Elevar
el tono de voz para expresar cualquier cosa, automáticamente bloquea
en quien recibe la perturbación sónica el deseo de escuchar,
causando el rechazo automático de aquello que se intentó decir.
Los
errores más comunes al intentar elevar los decibeles ocurren cuando
nos desesperamos por desear que nos presten atención, en esos
momentos que creemos ser dueños de la verdad y no queremos permitir
recibir una opinión contraria, por temor, por la inmadurez de
creernos superiores a otras personas.
Queridos
y apreciados lectores, no es sano intentar abrir una puerta a golpes,
cuando lo ideal es buscar la llave correcta y usarla adecuadamente.
Disfrutemos de aquella melodía que nos gusta con respeto a no
imponerle a otro que escuche algo que no desea.
La
comunicación es fundamental para interrelacionarnos con otras
personas, siempre y cuando sepamos que estamos frente a otro ser que
siente y merece respeto como nosotros. Recordemos que
iindistintamente del nivel laboral, social o familiar que nos
encontremos, no tenemos derecho a lastimar a quien por alguna razón
requiere o tiene que escucharnos. Ganamos más con una sonrisa y un
buen trato, ganamos más con atenciones y buenos modales, ganamos más
con entendimiento y sensibilidad, ganamos más siendo humildes e
inteligentes, ganamos más si entendemos que somos afortunados de
estar frente a un ser que decidió escucharnos y atender nuestro
punto de vista.
Hablemos
cordialmente y probemos disminuir los decibeles cuando nos
comunicamos, con ello finalmente percibiremos lo bien que nos
escuchan y lo hermosamente como entienden nuestro mensaje.
Héctor
Baptista, Facilitador para crear Pensamientos Reforzadores de Vida.
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