ASÍ COMO LA VIDA, SÓLO TENEMOS UNA…
“Y
de pronto amaneció y en el despertar del nuevo día, encontré un
hermoso motivo para tallar con acciones de amor el camino de una
felicidad que decidí regalarme”. Somos tripulantes de un planeta,
que generosamente nos permite residir bajo su abrigo y morada,
obsequiándonos sin interés todos sus tesoros, demostrándonos que
su amor no tiene condiciones y que indiferentemente como le tratemos
siempre dará lo mejor de sí para nosotros a través de su amor
incondicional.
Es
el momento de valorar, agradecer y querer a nuestra hermosa Nave Azul
que hoy nos sigue regalando la posibilidad de disfrutar de sus
infinitos encantos y bellezas naturales; detengámonos así sea cinco
minutos de aquellas cosas de nuestra cotidianidad y regalémonos un
bello instante para respirar, observa y percibir lo bello de aquello
que nos rodea de forma natural, seguramente encontraremos en ese
instante elementos que Nos Gustarán.
Sólo
basta con detenerse, observar, detallar el ritmo y la manera como en
forma global vamos asumiendo patrones y conductas no beneficiosas
para la vida en la tierra.
Pues
con nuestras acciones y manera de llevar la vida, pareciera que no
valoramos, ni entendemos que nuestra existencia depende de la vida de
nuestra Nave Azul, pues lo que a ella le ocurra, correremos con la
misma suerte.
Dependerá
de nosotros si realmente deseamos darle bonitos colores al paisaje de
nuestra vida, no olvidemos que somos ese presente perfecto, que logró
superar las adversidades del pasado y con ello aseguramos un futuro
prometedor y hermoso, que diseñamos a nuestro gusto para crecer y
vivir feliz.
Queridos
y apreciados lectores, somos tripulantes de un mundo que nos une de
forma invisible, lo que afecte a uno, al final nos afectarán a
todos, por ejemplo: Si interrumpimos el flujo del agua del manantial,
no solo perderemos el recibir el vital líquido, dañaríamos con
ello toda clase o especie que dependía para su subsistencia de
aquella agua de vida. Comencemos con ser esa hija o hijo ejemplar que
ama a su madre y se preocupa por ella, valorando el amor y los
cuidados que aquella madre siempre nos brindó.
Valoremos
lo que tenemos y lo que recibimos de forma natural, saliendo así del
laberinto de los antivalores. Sabemos que no cambiaremos al mundo,
pero si podemos cambiar nosotros, al hacerlo permitiremos que otros
logren ver nuestra Luz y con ello sientan el deseo de conocer, sentir
y emitir su propia Luz, una vez que conozcan el poder del Amor
formarán parte de quienes desde ese sentimiento afectivo por
nosotros podemos amar y cuidar a otros y así asegurar que nuestra
bella Nave Azul siga compartiendo con sus hijos los regalos que
generosamente sólo ella nos puede brindar.
Es
por ello lo importante de entender que somos parte de una combinación
de elementos naturales que nos interconectamos entre sí, de forma
perfectamente equilibrada y necesaria para la coexistencia de todos.
Recordemos, Sólo una vida, sólo un planeta para habitar...
Héctor
Baptista, Facilitador para crear Pensamientos Reforzadores de Vida.
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