VAMOS EN LA MISMA DIRECCIÓN
Cuando
notamos en algunas parejas, que luego de compartir un tiempo, toman
rumbos distintos, rompiendo con ello el vinculo que inicialmente les
unía, es motivado generalmente al no entender que una relación no
es un contrato para ser iguales, ni moldear al otro para que piense,
sienta y actúe como nosotros deseamos. La verdadera magia del amor
yace en el respeto mutuo, ese que entiende y acepta que nuestra
pareja es un ser libre de pensamiento, palabra y acción, como lo
somos nosotros. Pretender buscar cambiar a ese ser que comparte sus
sentimientos con nuestro ser, luego de la astucia de haberla
conquistado, es una errada estrategia, pues desde el mismo momento en
el que nacemos dependemos de nuestras propias acciones y deseos de
vida de manera individual y en el transitar de ese camino de
aprendizaje, vamos consolidando nuestra personalidad. Así que
intentar influir a nuestro interés que el otro sea idénticamente
igual a nosotros, es un acto de egoísmo. Queridos y apreciados
lectores, cuando hablamos ir en la misma dirección a nivel de la
pareja, debe entenderse que se refiere a que ambos por convicción y
deseo personal se sienten identificados por el norte de aquel destino
de vida compartida que proyectan en aquella visualización de futuro.
Si iniciamos intentando ser una persona distinta a la que realmente
somos, finalmente veremos que aquella que se fijó en nuestra oferta
inicial, se sentirá engañada y terminará optando por dejar aquel
producto que al final no le brindó lo que le prometieron. Igual
sucede cuando por desear estar con una persona cambiamos nuestra
naturaleza y al buscar complacer a quien nos gusta, nos hacemos
seguidores e imitadores, dándole la espalda a esa forma de pensar y
valorar que nos caracteriza, cometiendo allí ese error temporal de
ubicarnos en un lugar que no es de nuestro agrado. En ambos casos al
final se inclinará la balanza a favor de lo que naturalmente nos
define, terminando por aquella separación al no respetarnos y al no
respetar a la otra persona. El verdadero amor se define por el
respeto a la pareja, aceptando las individualidades, entendiendo que
es posible que en ocasiones tengamos distintos gustos, al igual que
puntos de vistas y eso es perfecto y hasta beneficioso para el
crecimiento en pareja, pues al marchar juntos en esa referencia del
destino que nos trazamos, nos permiten ajustarnos a la velocidad
promedio que sea beneficiosa para ambos, en donde uno no arrastre al
otro y que por la otra parte el otro no detenga el impulso de su
pareja, igual que el poder alinearse en la conducción del timón de
su amor, equilibrando la fuerza y sutileza que necesariamente exigirá
el buque de sus vidas. Ir en la misma dirección teniendo dos
factores que impulsan la nave no es fácil, sin embargo todo capitán
debe conocer su buque, sus máquinas, las características del
desplazamiento en el mar y el comportamiento de aquel barco llamado
relación hasta en las condiciones adversas del clima, para cuando se
haga a la mar, tenga la seguridad que podrá completar la travesía y
llegar a los puertos que desea.
Héctor
Baptista, Facilitador para crear Pensamientos Reforzadores de Vida.
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