EL VERDADERO AMOR
No
basta con traerlos al mundo, no basta con darle lujos y complacerlos
de cuantas cosas se antojen; pues no son ellos un trofeo para
mostrar, ni presumir, tampoco una carga para llevar y traer a nuestro
antojo. Los niños son seres sensibles, delicados y valiosos. En
ellos desee su concepción, crece su verdadera fortaleza de vida a
través del Amor; ese les transmite que realmente le importamos, que
nos sentimos honrados de su presencia, que ellos son una fuente
inagotable de motivación y de orgullo para nosotros. De allí lo
importante que le mostremos, que no son ellos una responsabilidad,
que realmente su presencia en nuestra vida es una hermosa motivación
para cuidar y velar por su crecimiento, seguridad y bienestar por el
Amor que sentimos por nuestros niños. Queridos y apreciados
lectores, no hace falta ser padre para valorar y cuidar a esos
retoños que con su alegría mueven el amor de quien tiene el honor
de acompañar en su crecimiento. Existen erróneas conductas que
asumimos cual tradición en donde pensamos que el acompañar el
crecimiento y el bienestar de un niño, es una responsabilidad, pues
actos responsables van orientados a cuidarnos de que algo no falle,
en otros términos colocamos en nuestra acción elementos
superficiales como “si no lo hago quedo mal”, “si no lo hago
qué pensaran los niños de mi”, “si no lo hago, pierdo”. Muy
distinto es el compartir y acompañar a esos niños desde el
sentimiento del Amor, ese que nos motiva a verles felices, de velar
por su seguridad por lo importante que son para nosotros, por
sentirnos parte de ellos, por tener el honor de contar con su
confianza, cariño y aceptación. Como podemos apreciar el actuar por
la responsabilidad, irá asociada y condicionada a la obligación, no
así el compartir, actuar y acompañar a nuestros niños por Amor.
Hoy en día notamos adultos que parecieran haber perdido la
sensibilidad y hasta los actos humanos y es motivado a que en su
crecimiento recibieron solo actos de responsabilidades, al brindarle
una educación académica, de que comieran bien, de que no les
faltara un buen vestido y al pensar que con eso lográbamos todo o
cumplíamos nos equivocamos. Pues tan solo al transferirles lo
importantes son para nosotros, sin hacerle sentir que son una carga,
que su presencia en nuestra vidas, fuesen nuestros hijos o no, es
maravillosa bendición de Dios, veríamos que esa persona que hoy
admiramos por su valores humanos nació y creció bajo un verdadero
ambiente de Amor.
Héctor Baptista,
Facilitador para crear Pensamientos Reforzadores de Vida. Sígueme
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email:cuandohablaelamor1@gmail.com
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