EL ACTO DE NO ACEPTAR

Hoy intentaremos medir nuestro nivel o capacidad que poseemos para poder aceptar sin alterar nuestros sentidos, al pensar distinto a otra persona. Seguramente muchos nos diremos que es muy sencillo y hasta no faltará quien diga esto no va conmigo, sin embargo al medirnos ante alguna situación, ambiente o personalidad que es opuesta totalmente a nuestro enfoque, notaremos el nivel de tolerancia que poseemos, justamente con el resultados de nuestras acciones. Desafortunadamente como seres humanos nos vamos descomponiendo a medida que vamos creciendo, según las apreciaciones, culturas, ideologías, costumbres, donde sin duda alguna las adoptamos primeramente desde nuestro círculo familiar y luego seguimos llenando el armario de aquellos elementos cuestionadores por el camino de las amistades y compañeros de vida que a través de sus patrones, simplemente buscan transferir a quienes por alguna manera no están bien centrados en la vida. Es por ello que hoy en día es muy complicado no entrar en algún momento de nuestras vidas en el cuestionamiento o ser parte del quien asuma un papel de magistrado para juzgar a quien se muestra diferente a nosotros. El ser intolerante es una conducta humana, que puede lógicamente tener sus excepciones, pues existen seres que logran entender en la teoría y aplicar ejemplarmente sus conocimientos del libre albedrío, que no es más que permitir y aceptar al otro tal y como es, así no comparta su manera de conducirse en comunidad, en otras palabras no implica coincidir con todas las ideologías, accionar o actitudes de una persona, sino simplemente evitar llevar esta diferencia a un nivel de conflicto personal. Queridos y apreciados lectores, hoy nos toca vernos al espejo y hablarnos con la verdad, para poder develar a esa persona que en el fondo moldemos a lo que allí se muestra. Siempre comparto en mis charlas que “No podemos cambiar el mundo, pero si cambiar positivamente nuestro entorno” y es que la única manera de poder realmente disfrutar del minúsculo tiempo de vida que al final tenemos, es dedicarnos a valorar nuestro presente y entender que por más quejas, discusiones, manipulaciones, imposiciones, mostrarán en el fondo nuestra cultura de cuestionar, que no es más que juzgar, así como el nivel de tolerancia y aceptación que podemos mostrar al recibir una respuesta o señal distinta a las que pensamos. Recordemos ser Intolerantes, es empujar nuestra salud mental y física a un nivel altamente perjudicial, que podrá afectar nuestro desarrollo, personal, laboral, social y el más importante nuestra vida familiar, pues lamentablemente hoy en día vemos que al darle mayor importancia a situaciones, superficiales y hasta pasajeras, rompemos esos vínculos de familia y amistad por una simple diferencia de criterios, colores, ideologías y creencias. No dejemos que lo externo corrugue y desintegre nuestros corazones, no permitamos que pensamiento rompa el equilibrio de un tesoro de vida que se llama familia, de un premio que son los amigos, de una oportunidad que es un empleo. “Somos diferentes y podemos vivir en armonía respetando nuestras desigualdades”.

Héctor Baptista, Facilitador para crear Pensamientos Reforzadores de Vida. Sígueme por Instagram y Facebook a través de @mensajesdelcorazonhb Asesorías y Orientaciones a través del email:cuandohablaelamor1@gmail.com






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